vampiro

I

            Hace siglos que vivo en la noche, solamente en la penumbra me aparezco, y la oscuridad es mi refugio. La luz del sol destruye a los de mi clase. Algunos otros como yo sacian su sed con animales salvajes, en mi caso no soporto tal alimento de baja calidad, necesito lo mejor, me merezco lo mejor… me gusta la sangre humana. Mi sed llega a su máximo en estos días. Me muevo y busco por toda Rumania a cada una de mis víctimas. ¡Oh… si! me encanta la sangre de la gente joven, aquella sangre del tono más oscuro, la que me hace sentir una mayor energía vital y me vigoriza. Aunque a veces también ataco adultos mayores y animales.

Durante las horas de luz, me encierro en mi coraza protectora y descanso. Al caer la noche despierto y cuando siento la necesidad, salgo a buscar mi alimentación, en caso contrario tengo maneras de mantenerme ocupado. Mi biblioteca es muy amplia, estudio todos los temas posibles y conozco muchos idiomas y ciencias. Otro de mis pasatiempos y probablemente el preferido es observar a los humanos mientras duermen. A primera instancia puede parecer aburrido, pero tengo la capacidad de penetrar en sus sueños y convertirlos en pesadillas, modifico a mi placer su mundo onírico y los hago sufrir con inenarrables sucesos que no les ayudan para nada a tener un buen descanso. Su desesperación y su estado de consternación me divierten. Sé que es un juego cruel, pero en el fondo el que más sufre soy yo, porque mientras ellos padecen por mí una o dos noches antes de que busque otra víctima, yo vivo en el eterno sufrimiento. Entre los hombres existe la creencia de que clavando una estaca en mi corazón podrán matarme. Esto no es verdad, puesto que yo soy inmortal y solamente una mordida de otro como yo puede liquidarme.

Tengo total potestad sobre los individuos que ataco. Puedo decidir si los extermino o si los convierto en otro como yo. Es un hecho que cuando alguien cae en mis garras su existencia ya no será la misma, y esa sensación de poder me encanta. Hace algunos siglos que no veo a aquel que se alimentó de mí. Él me advirtió que talvez dentro de algunas décadas necesite a alguien que me haga compañía en las eternas noches, que comparta mi dolor y mi ansiedad por alimentarme.

Y creo que ese día ha llegado.

II

            Generalmente, cuando salgo a alimentarme o a divertirme con los sueños humanos no tengo ningún reparo ni consideración para nadie, pero últimamente me ha sucedido algo extraño, una sensación que no manifiesto desde hace siglos ha vuelto a mí. He sentido compasión. Hace varias noches me aproximé a la ventana en una tranquila y hermosa casa en el campo, deseoso de encontrar a aquel individuo con el sueño más delicado y apacible posible, para convertir su descanso en un suplicio. En la habitación dormía una joven de no más de 22 años, la luz de la luna llena iluminaba un rostro de labios gruesos y cejas bien definidas, cabello negro lacio que llegaba hasta la mitad de su espalda. Con sigilo y sagacidad entré y contemple su anatomía. Una bata de dormir cubría su cuerpo sano y bien desarrollado. Y ¡que apacible calma mostraba! Ni siquiera su respiración era fácil de captar. El ejemplo de un exquisito manjar tanto para deleitarme con su sueño, como para alimentarme de ella.

Hasta ese momento aún no la tomaba en posesión y no sabía en qué podía estar soñando, cuando una lágrima bajo por su mejilla derecha y en su estado de sueño, empezó a emitir un llanto ahogado, ese que se expresa en situaciones de infinita tristeza y desolación, un llanto que nace por motivo de la más infinita decepción. Yo soy muy bueno para identificar la naturaleza del dolor y esa joven sufría una pesadilla igual o peor a la que yo deseaba producirle. Mi curiosidad fue intensa, ¿en qué puede estar pensando?, ¿Por qué sufre tanto una joven en la plenitud de su vida?… acerqué la mano a su rostro y con mi dedo índice limpie sus lágrimas. De repente ella abrió los ojos. Negros y oscuros como mi alma, pero mucho más hermosos. Contrario a lo que la lógica dicta, no se asustó por mi presencia, ni siquiera pareció inmutarse. Casi diría que el verme allí, limpiando su llanto, la hizo sentirse aliviada, talvez se sintió agradecida conmigo por el simple hecho de haberla sacado de su pesadilla… ante esta inesperada situación no supe cómo reaccionar; nadie, absolutamente nadie en mis cuatrocientos veintiséis años de existencia había reaccionado ante mí de la manera en que ella lo hizo. Así en estado de total confusión y extrañeza, solo atine a salir por donde había entrado.

Desde ese episodio, he tratado de entender lo que sucedió. Y la única conclusión a la que he llegado, es que le tuve compasión a la chica. Talvez si no hubiera abierto los ojos… no sé qué hacer, no he querido visitarla otra vez, pero tarde o temprano tendré que hacerlo. Creo que lo mejor será atacarla sin piedad, alimentarme de ella sin verla a los ojos, no quiero ser débil una vez más.

III

Miércoles, 19 de Octubre de 1718

Querido diario:

            Esta mañana he despertado con una horrible sensación en mi alma. Desde hace algunas noches no he logrado conciliar el sueño, tengo terribles pesadillas nocturnas, en las cuales entes de otras realidades vienen a llevarme en contra de mi voluntad. Mi alma sufre y la hora de ir a la cama se ha convertido en un verdadero martirio. Durante la última semana ni siquiera he tenido ánimo para escribir en este diario. Y mis pensamientos suicidas siguen allí. Siento un desanimo por la vida, nada me motiva. Desde la muerte de mi prometido en la guerra, la vida ya no vale nada. Quisiera reunirme muy pronto con él, allá en donde sea que se encuentre.

Pero en medio de todo este sufrimiento, hace unas cinco noches, estoy segura de que él vino a mí. No sé si fue parte de un sueño o si fue total realidad, pero poco me importa porque sé que él estuvo aquí, en mi habitación, y en medio de la más angustiante de mis pesadillas, limpió mi llanto y llenó mi alma de paz. La poderosa luz de la luna llena cubrió su rostro por una décima de segundo que pareció interminable y observé su semblante serio y protector. Vestido con su traje elegante abrió mi ventana y me observó mientras dormía. Cuando quise decirle algo o tomar su mano, salió por donde había entrado… talvez allá de donde él viene hay alguna ley o algo por el estilo que no le permite tener mayor contacto con el mundo de los vivos. No recuerdo que más sucedió, solo que desperté temprano por la mañana, en paz. ¡Oh querido diario, cuanto extraño a Lucian!

IV

Jueves, 20 de Octubre de 1718

Querido diario:

            Me ha costado un mundo sacar calma y serenidad para escribir aquí los acontecimientos de anoche. Durante todo el día estuve pensando en aquel sueño con Lucian, en su amorosa forma de apaciguar mi llanto, en el gesto que tuvo de venir desde su morada en el cielo a darme consuelo en estas noches tristes de otoño. El día de ayer fue de lo más normal, luego de levantarme y escribir en este diario, fui a dar una vuelta por el campo con Nube, mi yegua, tomé el almuerzo y por la tarde mi madre y yo disfrutamos de la visita de la señora Petrescu y sus adorables hijas, con quienes tomamos una taza de café. Entrada la noche, subí a mi habitación y debido a la falta de sueño de los últimos días, me acosté temprano. Muy cansada debía sentirme porque no me di cuenta en que momento me dormí. La parte más importante de este relato llega ahora, porque en medio de la noche, a altas horas de la madrugada de hoy según creo, mi amado volvió a visitarme. Al igual que la vez anterior lo encontré allí contemplándome desde la oscuridad en un rincón lejano, y poco a poco se acercó hacia mí. Aunque no logré ver su rostro, si capte su silueta, y definitivamente era él. Su cuerpo, sus maneras, sus gestos son inconfundibles, no tengo dudas. Cuando estuvo suficientemente cerca, sin poder ya resistir la tentación me levanté de la cama y estando frente a él, quise abrazarle, pero me detuvo y tomo mis brazos con firmeza. Durante unos segundos nos quedamos así, en medio de la oscuridad y sentí la fuerza de sus manos apretando mis muñecas. Por mi cabeza pasaban una gran cantidad de cosas y mi corazón palpitaba agitado, me sentía incapaz de hablar… cuando de repente sentí como él puso su boca en mi cuello… ¡que enorme placer!, perdí el conocimiento, perdí la noción de la existencia, me deje llevar por el gozo que su boca me proporcionaba. Poco a poco la intensidad del beso empezó a aumentar y seguidamente sucedió algo extraño: ¡me mordió!, de manera deliberada y sintiendo gran satisfacción me clavo sus dientes cerca de la yugular, y el placer que me producía comenzó a transformarse en el dolor más profundo y agudo que haya sentido jamás. Pero este dolor, no duro demasiado, porque poco después empecé a disfrutar como antes…desearía tener las palabras adecuadas para describir mejor ese momento…

Y aquí estoy escribiendo esto sin recordar nada más, no sé cómo ni cuándo mi amado se fue. Pero al menos esta vez, puedo asegurar que todo fue real, ya que una cicatriz ha quedado en mi cuello, como prueba de la apasionada visita de mi adorado. Estoy ansiosa por su próxima visita.

vampiro (3)

V

¡Que exquisito manjar he probado!

Luego de esperar por varias noches, me decidí a visitar a la joven. Su nombre es Anastasia. No encuentro motivos, pero no siente ni el más mínimo resquicio de temor hacia mí. Esta actitud se ganó mi admiración y respeto. Incluso creo que adora mis visitas. Es por ello que decidí tomarla para que me acompañe durante toda la eternidad. La mordí, y le di la vida eterna. Su sangre y ella misma son tan dulces y sabrosas que debí hacer un gran esfuerzo para no vaciarla por completo. La transformé en una igual a mí, me obedecerá y me dará placer de todas las formas en que yo lo desee. El cambio ya es irreversible, si sobrevive las primeras veinticuatro horas, será completamente de la misma naturaleza que yo y no tendrá más remedio que acostumbrarse a su nueva «vida»…Esta noche la buscaré otra vez y por fin tomaré posesión de mi dulce Anastasia.

VI

Viernes, 21 de Octubre de 1718

Querido diario:

            A partir de hoy dejaré de escribir. Yo empecé este diario como humana y ya no soy ni siquiera algo cercano a ello. Antes de convertirme en lo que soy ahora, intenté acabar con mi propia vida, pero fue demasiado tarde. Aquel hombre que me visitaba por las noches y que yo ingenuamente creí que era mi prometido, no era tal. Mi deseo de tenerlo conmigo una vez más, las ganas de volverlo a ver me traicionaron y mis emociones nublaron mi mente. Creí ver su rostro, creí ver su cuerpo, creí ver sus gestos, pero él ya no está y nunca más le volveré a ver.

Quien vino a mí estas noches, resulto ser un siniestro ser, atractivo en apariencia, joven y esbelto como Lucian, pero no humano. Aquel mordisco que tomé como una forma de afecto, resultó ser un acto macabro, una especie de hechizo que hizo de mi un alma en pena con cuerpo de carne y hueso; me ha dado la inmortalidad, y deseo de sangre… la criatura demoniaca que me mordió es un ser que se alimenta de la sangre de seres vivos, y que tiene en su poder convertir a los hombres en seres iguales a él, y esto fue lo que hizo conmigo. Ahora estoy condenada al suplicio eterno acompañándole en sus depravados deseos de asesinar hombres para convertirlos en su sustento.

Anoche, cuando él llegó y me despertó con una suave caricia, me sentí muy feliz. Estaba lloviendo con intensidad, un trueno sacudió el cielo y con la luz del rayo el rostro de mi visitante se volvió claro, así lo vi mejor que la primera vez. Mi pavor y decepción fueron inconmensurables… no era Lucian, su rostro se asemejaba muchísimo, pero no era él. Logré divisar una mueca siniestra en aquel rostro extraño, y el pánico se apodero de mí. En un movimiento reflejo salté de la cama e intenté correr, pero mi cuerpo se paralizó, sentí las piernas muy pesadas y caí al suelo. Un dolor indescriptible se apoderó de mi corazón y sentí como si la sangre dejaba de correr por mis venas. Él se aproximó y me dijo:

— No opongas resistencia, Anastasia querida, que ya casi eres mía —

Mientras convulsionaba y me revolcaba del dolor en el suelo, alcancé a tomar con la mano derecha una botella con un veneno que había guardado bajo un armario desde la muerte de Lucian y desesperadamente tomé gran cantidad, con la esperanza de acogerme a la muerte antes de caer en las garras de aquel tétrico ser que deseaba apoderarse de mí. Pero el veneno solamente sirvió para incrementar mi dolor y para provocar la burla y el gozo de mi asaltante…

Algo muy extraño sucedió…me atrevería a decir que realmente morí. Pero a su vez, cuando el dolor paso, me sentí muy bien, con una fuerza y una claridad mental como nunca antes había tenido.

Mi humanidad es historia, ya no existo entre los hombres, adiós madre querida…

VII

Sábado 22 de Octubre 1718

Querido diario:

            No eres tú, Anastasia quien aquí escribe. Soy yo, quien te ha hecho renacer. Mientras duermes y poco a poco te acostumbras a tu nueva condición, yo he tomado tu diario y lo he leído. Desde que tenías quince años escribes en él. He visto poemas, cuentos, historias y dibujos. Todos me han gustado muchísimo. Cada vez me convenzo más de que fuiste una excelente elección. Bella y talentosa, me alegro de haberte encontrado. En algún momento creí que jamás volvería a sentir aprecio y estima por alguien o por algo, en algún momento creí que la alegría ya no era para mí, pero en cuanto te veo; mi existencia cobra significado y siento felicidad. Me halaga el hecho de que me hayas confundido con tu prometido, no sé qué pudo haberte hecho creer tal cosa, pero si no fuera por eso yo jamás te hubiera dado la oportunidad de ser inmortal. Si por esa confusión no me hubieras mostrado confianza y aprecio, yo te hubiera tomado como una igual a las otras tantas que he conocido y probablemente me hubiera alimentado de ti, hasta hacerte desaparecer… tu actitud me confundió, tu actitud hacia mi tan diferente a la del ser humano promedio, me encantó y me sedujo, eres tú la culpable, fuiste tú misma quien busco ser lo que ahora eres… un ser lleno de poder y belleza eterna,

¡Alégrate mi amada, porque viviremos juntos hasta el fin del mundo!,

¡Conoceremos todos los lugares y culturas que existen y que existirán!

Todo esto en un estado de belleza y juventud eternas…

Te lo garantizo con mi propia vida, dame tiempo para mostrarte que puedes ser feliz conmigo, y si no lo logras, yo mismo pondré mi cuello a tu disposición, porque mi querida Anastasia, si no te hago feliz, prefiero dejar de existir.

Este domingo iremos a alimentarnos juntos por primera vez, sé que te va gustar.

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10 comentarios sobre “Anastasia

  1. Normalmente me da un poco pereza leer entradas tan largas, pero ésta engancha, y hasta que no la he terminado no he podido parar. Muy bien contada. Solo me queda una duda: ¿Tu intención era hacer la primera página del diario de un vampiro y resultó que te inspiró para más?

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  2. Al igual que Henar te digo que me cuesta leer entradas largas pero no he podido parar, ni si quiera me he dado cuenta que era tan extensa porque me ha dejado absorta. ¿Habras mas entregas? Espero que si, porque me encanta la historia * . * Un millón de sonrisas! =D

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    1. Los vampiros reales se alimentan de la energía vital de los demás. No se si has notado que hay personas que al hablar con ellas, solo se preocupan de si mismas, solo hablan de sus problemas, utilizan la mente de los demás como su basurero, todo es negatividad, producen un cansancio psicológico y mental en quien las escucha. Estos son los vampiros reales, son vampiros energéticos. Muchas veces ni siquiera son consientes de que lo son. Hay que tratar de mantenerse alejado de ellos.

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