Ojo rojo.jpg

Hoy, en el último día del año del señor 1714, redacto la última carta de mi vida. Aún bajo la salvaje y oscura lapida del individuo que alguna vez fui, te amaré hasta el fin de los tiempos, hermosa y amada mía.

El alcohol en todas las tabernas he agotado,

Tus recuerdos conmigo he cargado,

La luz del día me ha cegado,

Mi vida se ha apagado,

Mi alma se ha separado,

El señor de las tinieblas me ha llamado…

Un pacto me ha ofrecido, dijo que podía entregarme tu amor. Su oferta fue tentadora, pero he decidido rechazarla. Aunque me destruye tu desprecio, y no concibo la existencia sin tu presencia en ella, soy demasiado orgulloso como para aceptar hacerte mía a base de engaños o conjuros.

En aquella taberna de mala muerte, mi conversación con él fue como sigue:

—Mi amor por ella es el más puro sobre la tierra— le dije.

—Entiendo. Déjeme consultarle una cosa más: ¿Qué es lo que más le gusta de su amada, tanto en lo físico como en lo espiritual?—Me preguntó aquel hombre.

— Amo la forma en que se detiene a observar la lluvia en las tardes tristes… es como si viajase a los universos remotos y fascinantes que existen en cada gota, y a su vez como si tratara de descifrar la importancia vital que una aguacero torrencial tiene para cada ser viviente que existe. Y… sobre su físico… ¡sus brazos!, en verdad, le digo caballero, esa piel en sus hombros, que se extiende hasta sus muñecas es manjar para los dioses, la más perfecta y deliciosa que hay. Me encanta besar, lamer y morder con delicadeza sus brazos, me enloquece y sé que a ella también. Pierdo la razón al descubrir sus pechos, palparlos y llenarlos con mis fluidos corporales, pero esta zona está generalmente restringida para su esposo…—

Esto le respondí al hombre que me escuchó con total atención. Luego prosiguió así:

—  Yo conozco la forma de unirle con su amada, sin ninguna clase de estorbos y puedo hacer que el hombre que los separa desaparezca para siempre de la vida de ambos. Imagine despertar a diario con esos brazos hermosos alrededor suyo, tenerla en su cama para besar hasta el cansancio esa delicada piel, tomar posesión de toda ella en cuerpo y alma… imagine poder acceder a esos turgentes y suaves pechos cuando usted lo desee de la misma forma en que accede al aire o a la luz del sol… sin restricciones ni limitaciones… Imagine a esa mujer en estado de lujuria y lascivia moviendo las caderas una y otra vez, recreándose en el placer animal que le puede ofrecer su hombría en lo más profundo de sus entrañas…Ahhh…que delicia… escuchar el sonido acuoso del entrar y salir, el sonido de la total excitación… Yo, el hombre que ha venido a hacer realidad sus más turbias y bajas pasiones puedo darle todo eso y más…—

El tono persuasivo de su voz me cautivó, y una a una fui imaginando las imágenes que el describía. La mujer que siempre me había amado y la que yo siempre amé, pero que pertenecía a otro hombre por su sangre azul, por fin podría ser mía. Pero guardaba aún cierta inseguridad, todo sonaba demasiado bueno para ser cierto. Pensé que las largas horas en esa apestosa taberna comenzaban a destruir la ya deporsi poca cordura que me quedaba.

El hombre prosiguió:

— ¿Y bien, que decide?, ¿conoce usted los términos del acuerdo?… Deme su alma, arrodíllese ante mí y adóreme. Así, todo lo que sueña será suyo. —

Mis piernas temblaron ante la imponente y segura presencia de aquel siniestro ser, que ansioso esperaba mi decisión. Sus ojos penetrantes y escrutadores me quemaban como madera en una fogata. ¿Qué hacer?, nada me garantizaba que aquel tipo fuera realmente el rey de las tinieblas, nada me garantizaba que aun siéndolo pudiera en realidad cumplir con mis demandas, ¿estaba viviendo una pesadilla o una alucinación?…La verdad, en mi estado ya no tenía nada que perder. Ya no tenía ni donde caer muerto, sin trabajo, sin familia, sin dignidad. Todo lo había perdido por mi enfermedad, por mi obsesión hacia ti. Estuve a punto de aceptar su invitación, cuando el otro yo que se oculta en lo más profundo de mi ser y se aparece cuando menos lo espero, se manifestó así:

— No acepto la propuesta, estimado caballero. Mi orgullo estúpido de hombre no me deja tomar atajos o caminos fáciles. Quiero que mi mujer me ame por lo que soy, y si no se puede, entonces tendré que morir, porque superarlo no podré jamás. —

Aquel hombre no esperaba tal respuesta, y solo atinó a abrir su impoluto y elegante saco, para sacar una libreta y una pluma. Llamó al cantinero y le pidió otra botella de vino. Luego, sirvió un trago más para ambos y me ofreció un brindis:

— ¡Por el amor y el orgullo!— exclamó en alta voz.

Probé el vino y me pareció el más exquisito que pueda existir. Luego, el hombre me entregó la libreta y la pluma, diciéndome:

— El vino que le he dado a beber está envenenado. Por las buenas o por las malas, usted se irá conmigo. Pero antes, quiero que escriba esta historia y se la entregue a la mujer que le ha llevado hasta este punto. Seguro se arrepentirá de no haberlo elegido, será divertido.

FIN

Copyrighted.com Registered & Protected 
QOLD-RLVQ-GOZ3-3AZ6

8 comentarios sobre “Negociando con el señor de las Tinieblas

  1. Hay que tomar en cuenta, que el relato se desarrolla en el año 1714, en algún lugar del renacimiento y la ilustración europeas, me inclino a creer que en esa época los hombres y la gente en general eran más leales y fieles que hoy en día, pero de todo hay en la viña del señor… Y la carnita pues si, tuve que hacerlo para que sonara lo más tentador posible el ofreciemiento del mal jeje.

    Me gusta

    1. Thank you very much, i see this comment just today, because it was as spam. Really, i don´t care a lot about the awards, your friendship and your simple visit to my blog its my biggest reward. Happy new year, i have pending to check your blog. I hope to do it soon.

      Le gusta a 1 persona

Deja un comentario