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Todas las mañanas a más tardar a las siete, me planto frente a la puerta del apartamento número 1. Allí viven tres de mis humanos, dos varones y una hembra, de joven edad y apariencia. Ronroneo y lloro hasta que alguno de ellos me abre la puerta. Aveces lo hago porque de verdad hace frío afuera, otras veces lo hago porque simplemente quiero reventar las pelotas.

Cuando entro, me hecho a dormir en el cuarto de los dos varones. Cerca de la cama de uno de ellos, hay un espacio en el que me siento cómodo. La humana aveces es un poco cruel conmigo, toma la escoba y me saca a golpes, pero igualmente aveces me ve en la sala y me deja quedarme. Creo que estos cambios de humor lo sufren las hembras de todas las especies, porque la gata que conocí anoche se porto muy amable y hace un rato me mando a freír churros. Ella se lo pierde.

En esta vecindad hay unos once o doce apartamentos. Yo vivo en el que desee, pero no todos me tratan bien. Como ya dije, me gusta dormir en el 1, pero el 8 es bonito también. En el 6 viven un par de humanas que me llaman «gordo» y me odian. No son consientes de que yo vivo aquí desde que nací y ellas llegaron hacé apenas un par de meses…

Mi dieta consiste básicamente, en cualquier cosa comestible. La mayoría de los humanos me ofrece comida, y por eso el año pasado estuve con un caso de obesidad mórbida que ya parecía mas una pelota de fútbol que un minino. La humana que me trajo a vivir aquí, me puso a dieta y dejó de darme mi paquete diario de friskas. Tuve que trasladarme más allá de lo acostumbrado para conseguir comida, y me vi obligado, yo, todo un gato aristocrático a cazar algunos bichos y ratas para satisfacer mi hambre. A fin de cuentas bajé de peso y aunque sigo gordo ya corro y me muevo más.

Al otro lado del edificio de apartamentos, cruzando la tapia de concreto, está lo que los humanos llaman la universidad. Todos los días, gran cantidad de humanitos y humanitas lindos, feos, flacos, gordos, buenos y malos vienen aquí a simular que son inteligentes. Si supieran que yo los utilizo a mi voluntad… la cosa es que desde hace un tiempo me di cuenta de que hay una clase donde enseñan a leer y a escribir a los humanos que por algún motivo aun no saben. Yo llegué a ella gracias a que seguí a unos que me daban de comer.

Durante un año, todos los días, fui a la clase con el objetivo de que me dieran algo para desayunar, y sin quererlo me interesó esa cuestión de las letras y los números. Con solo ir y posarme cerca de una ventana a lo alto del edificio, y escuchando al humano principal, aprendí a leer y escribir. Luego de eso, mis intereses intelectuales sufrieron un incremento dramático, casi explosivo. En lugar de dormir me meto a la biblioteca y leo en secreto a Tolstoi y a Dumas, sin embargo, en los últimos meses he estado interesado en Maquiavelo y como introduce el concepto moderno de Estado en su obra «El príncipe».

Un día, así no más, pensé: si ya sé leer, y lo hago todos los días, ¿porque no empiezo a escribir también?… y asi nació esto que usted lee. Cuando los humanos del departamento 1 se van a clases o al trabajo o a quien sabe que otras cosas aburridas, yo me introduzco por el techo, y escribo en la computadora portátil que uno de ellos deja encendida siempre sobre la mesa.

He creado una carpeta oculta en el escritorio y le puse contraseña al documento. De esta forma, al menos por ahora, este humano ni puta idea tiene de que yo utilizó la computadora a sus espaldas y tampoco ha notado que la humana que le gusta también gusta de él. Es un poco lento el hombre… Bueno, por hoy no escribiré más. Ahora me iré a leer a Bukowski.

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12 comentarios sobre “Acerca de cómo sería la primera página del diario del gato del edificio

  1. Interesante relato, que los gatos nos usan a voluntad lo sabía desde hace mucho, no hay animal domestico más despegado que ellos, van y vienen a su antojo, si tienen ganas de caricias bien si no, no se cortan un pelo y te lo dejan claro al primer arañazo.
    Buen fin de semana Gustavo. 🙂

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  2. Me encanta. Genial, Gustavo!!! No puedo creer que no te guste el reguettón. Si este gatito está como para uno…Ahhhhh….No te enojes conmigo. Es solo un comentario. No lo pude evitar. No en serio. Está genial, divertido, ocurrente. Tienes un talento, mi vida. Sigue escribiendo, que yo siempre gozo con lo que escribes.

    Le gusta a 1 persona

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